giovedì 22 marzo 2012

Nosotros y Los Muertos que se los Llevo el Viento



Nosotros y los muertos que se los llevo el viento
Viviendo del recuerdo, amamantándome
del recuerdo, el recuerdo me envuelve y al retornar a la gran soledad de la
adolescencia,
padre y abuelo, padre de innumerables familias,
rasguño los rescoldos, y la ceniza helada agranda la desesperación
en la que todos están muertos entre muertos,
y la más amada de las mujeres, retumba en la tumba de truenos y héroes
labrada con palancas universales o como bramando.
¿En qué bosques de fusiles nos esconderemos de aquestos pellejos ardiendo?
porque es terrible el seguirse a sí mismo cuando lo hicimos todo, lo quisimos
..............todo, lo pudimos todo y se nos quebraron las manos,
las manos y los dientes mordiendo hierro con fuego
Pablo de Rokha
…todavía te veo en mis pesadillas con la cabeza reventada en aquella cuneta
roja de sangre. Intento sacarte la cara del agua. No tengo fuerzas para
levantarte y tú me dices, en un soplo: «Déjame, que ya estoy muerto.»
Jean Marc Roullian, Odio las mañanas.
“Porque ninguna cadena será perpetua, y ninguna cárcel de “alta seguridad”
para los sueños de los grillos y las esperanzas de cigarra ¡¡Porque estos
óvulos subversivos y amurallados, darán a luz la próxima barricada!!”
Claudia López Benaige

Nuestra larga cuenta pendiente…
Recuerdo que el teléfono sonó temprano ese día para dar la terrible noticia:
mataron a la chica Claudia…anoche…estaba en una barricada en La
Pincoya… la mataron los pacos. El día se vino de pronto, como un golpe
helado, directo al pecho. Ahora ella se explicaba los intensos dolores de
estomago que prácticamente no la dejaron dormir. Y yo que le había echado la
culpa al remedio que a veces cae mal, a unas cervezas que nos tomamos que
estaban muy heladas, que esto y que lo otro. Como explicarlo, se supone que
somos materialistas, que no creemos en esas cosas, pero eso casi
sobrenatural, esa transmisión de energía te indicaba que a la misma hora que
te retorcías de dolor era porque la policía asesinaba a nuestra amiga y
hermana por la espalda y se desangraba lentamente sobre el frío pavimento.
Tiempo después me acorde de algo que tenia como borrado. La misma noche
que te mataban el 11 de Septiembre de 1998, habíamos ido a una
barricada…otra barricada, no tan lejos de ahí. Al retirarnos e ir a comprar una
cerveza, descubrimos a unos tipos de la Fach, puesto que había una población
de la Fuerza Aérea cerca de ese lugar, tenían una radiotransmisor scanner y
escuchaban las frecuencias policiales y de bomberos, estaban atentos a una
comunicación radial en que pedían una ambulancia para una persona
gravemente herida, los tipos se metían a la comunicación y decían que le
pegaran un balazo, se cagaban de la risa… ¿habrás sido tu? ¿A kilómetros
escuchábamos como morías por la radio y una frecuencia policial? Tal vez no,
quizás era otro caso, nunca lo sabremos, pero coincidían las horas y las
circunstancias.
Durante años me atormenté pensando como habrá sido en detalle ese último
momento. Imaginaba cuando la bengala iluminó todo el cielo, la conversión de
la noche en día para que los esbirros apuntaran bien, la aparición de los pacos
y el grupo corriendo en estampida, atrás los disparos sonando y de pronto el
golpe, sigues corriendo, pides ayuda, cada vez más débil, pides ayuda, los
otros siguen corriendo, caes…todo se empieza a volver borroso, de pronto frío,
la sangre que abandona tu delgadísimo cuerpo de bailarina…la ultima danza
de guerra como pusimos en un afiche tomando prestado el titulo de la ultima
presentación en vivo del grupo vasco Kortatu. Los asesinos de uniforme
vienen de atrás y te rodean. ¿Habrás alcanzado a ver sus botas o ya tenias
los ojos cerrados para siempre? ¿Habrás alcanzado a ver a esa vecina, tal vez
mas valiente que tantos que vociferaron y lanzaron promesas de combate de
por vida que se llevo el viento? Esa señora que salio de su casa luego de las
ráfagas de balas policiales y te ayudó… recuerdo que habló por un canal de
TV: dijo que te ingreso al antejardín y te dio primeros auxilios… ¿Eras ya
cadáver o habrás alcanzado a sentir la calidez de esa mujer y ese joven que
sin conocerte acariciaban tu pelo y trataban que vivieras? Se que no tiene
sentido, que no vale la pena martirizarse pensando en esos detalles, que si
paso o no paso, que porqué volvieron a la barricada, porqué no te ayudaron,
porqué te quedaste tendida con tus poemas y la pañoleta en la mochila, un
frasco de amoniaco, cosas que aprendiste en el Peda para defenderte de las
bombas lacrimógenas… ¿o te lo enseñaron tus padres miembros del partido
comunista? …que paradoja, o te revoleteaba en ese momento tu tío detenido
desaparecido por la dictadura o tus abuelos refugiados de la guerra civil
española…sangre rebelde, carne de exiliados, refugiados, prisioneros,
alambradas, se mezclan con los pastos del pedagógico, olor a bencina, pintura
spray y cervezas, tu siempre riéndote de las estupideces que inventaba,
siempre tan desubicado, riéndose y echando la talla cuando hay que ponerse
serio. Yo siempre te veía reír con esas tonteras, esa risa fresca que se llevaron
nuestros enemigos inmemoriales. Quien iba a pensar en esas reuniones tan
informales para la izquierda esclerótica, tan incendiarias para los reformistas
de todos los pelajes y para los anarquistas buenos, aquellos que no quieren
poner en peligro el orden, solo hacer un movimiento, cosas serias, una
plataforma, poder popular, sacar revistas, anarco sindicalismo, no sea que
nuestros enemigos crean que intentamos tratarlos como enemigos. Quien iba a
pensar que te convertirías en símbolo y que después iba a venir toda una
camada de jóvenes muertos por las balas de la democracia. Es cierto, antes ya
habían caído los compañeros rodriguistas, del MIR y del Lautaro en medio de
la indiferencia generalizada de la primera mitad de los años 90. Había vuelto
la democracia y era menester cuidarla de los desadaptados, de las pobladas,
de la turba que lo quería todo, los políticos que habían vuelto del exilio y otros
que salían de las universidades con sus verdades reveladas acerca de la
macroeconomía y como se hacen las transiciones a la democracia. España
una vez mas seria el ejemplo de cómo se puede hacer que todo cambie para
que nada cambie, besándoles los cochinos pies al Rey que puso Franco. Acá
era un poco peor incluso, no habría rey sino que era el mismo dictador el que
supervisaría el proceso. Había que cuidar esta democracia que mantenía el
sistema económico social de la tiranía pinochetista, había que cuidar a los
ricos y los dueños del país, que en definitiva para ellos trabajan los políticos
demócratas y los milicos con sus bayonetas. No lo digo yo, lo dicen los
multimillonarios que años después declararían que “los empresarios amaban a
Lagos”. Finalmente lo que se mantuvo fue el sistema económico social de la
dictadura que perfeccionó la democracia, lo que iniciaron los milicos y con sus
bototos y fusiles lo terminaron los políticos de la democracia policial con sus
ternos y corbatas italianas. Cuanta sangre rebelde se derramo y se fue por la
alcantarilla de la democracia policial chilena ante el silencio y la complicidad de
los ciudadanos borregos: Marco Ariel Antonioletti; Alex Muñoz Hoffman y
Fabián López Luque, asesinados frente a las cámaras de televisión; Norma
Vergara Cáceres, Francisco Díaz Trujillo, Julio Eyzaguirre Reyes, Ignacio
Escobar Díaz, Juan Fuentes (también estudiante de Filosofía del Pedagógico),
Mauricio Cancino, Mario Vásquez, Pablo Muñoz Moya; José Miguel Martínez,
Mauricio Gómez Lira y Pedro Ortiz,
asesinados por gendarmes y
policías mientras se fugaban de la
cárcel de la Penitenciaria; Alejandro
Soza, Raúl González Ordenes y
Yuri Uribe Toro, asesinados por
carabineros en la masacre de
Apoquindo, cuando dispararon
indiscriminadamente sobre una
micro de la locomoción colectiva en
que estos 3 militantes del
Movimiento Juvenil Lautaro huían
luego de realizar una expropiación
bancaria.
Claudia López Benaige vino a inaugurar un nuevo reguero de sangre de parte del
Estado y la policía conforme se comenzaban a gestar en $hile nuevas luchas y otros
jóvenes comenzaban a manifestar la disconformidad radical y tomaban en sus manos
el fuego de sus antecesores. El Estado y sus esbirros afilaban las espadas contra
esta nueva generación de rebeldes. Casi un años después del asesinato por la
espalda de Claudia López mientras combatía en una barricada en la Población La
Pincoya, carabineros asesina en la norteña ciudad de Arica al estudiante y trabajador
Daniel Menco mientras participaba en una masiva manifestación universitaria. Daniel
no tenía militancia pero tocaba en una banda musical Anarko Punk. Las imágenes
captadas por un canal de TV muestran a sus compañeros llevándolo agonizante con
sus cabeza destrozada por las barras de la escoria policial. Luego vendría el
adolescente mapuche Alex Lemun Saavedra, asesinado por los pacos en Noviembre
del 2002. En Septiembre de 2005, sedientos por nueva sangre, la policía vuelve a
matar y asesina a un poblador sin militancia que participaba de una barricada en la
población Lo Hermida, comuna de Peñalolén, Cristian Castillo Díaz de tan sólo 16
años. Luego vendrán Matías Catrileo, nuevamente asesinado por la espalda en una
movilización de recuperación de tierras por parte de mapuches, el obrero forestal
Rodrigo Cisternas, asesinado de una ráfaga de carabineros mientras defendía a sus
compañeros de la represión policial con una maquina pesada, acción represiva que
fue defendida enfáticamente por el ahora diputado “progresista”, la cucaracha rubia
de Felipe Harboe; el poblador anarquista Johnny Cariqueo Yáñez en Pudahuel en
Marzo del 2008 y Jaime Mendoza Collío el 13 de Agosto de 2009. Esta lista no es
exhaustiva, lamentablemente son muchos mas, pero el punto que quiero demostrar
es que desde la muerte de Claudia López en Septiembre de 1998, surge una nueva
camada de muertos al calor de la intensificación de la protesta social que fue
violentamente reprimida por el Estado en manos de los gobiernos de la concertación.
Esta es una larga cuenta todavía pendiente.

Funeral de una hermana…
Sábado 12 de Septiembre de 1998. Vi llegar a los padres de Claudia destruidos por el
dolor a retirar el cuerpo de su hija al Servicio Medico Legal en avenida La Paz, a
pasos del cementerio general. Me impresionó lo ancianos que se veían, mas
ancianos quizás producto de la enorme pena por la tarea que tenían por delante.
Salieron del recinto abrazados y llorando, sin embargo, el padre mantenía una actitud
protectora hacia la madre en un gesto de caballerosidad bastante común en la gente
mayor, pero que en vista de las circunstancias, se tornaba estremecedor.
En el exterior del Servicio Medico Legal se comenzaba a juntar la gente, llegaron
amigxs, periodistas y con seguridad llegarían, si es que no lo habían hecho ya,
agentes de inteligencia de las policías. El “Rinconcito acogedor” fue el restaurante
donde nos refugiamos un puñado de amigos y amigas a comer algo y conversar
acerca del terrible golpe que estábamos comenzando a vivir. La mamá de una amiga
con sus palabras y gestos parecía decirnos “se los dije” “se tienen que cuidar más “,
“ustedes son muy desordenados”, “las alimañas sedientas de sangre no perdonan”.
Una tristeza enorme y pesada nos embargaba…¿qué vendría ahora? Mientras tanto
en la TV que se encontraba prendida se comenzaba a dar el recuento de la violenta
noche del 11 de Septiembre: 2 muertos, millonarios daños, comisarías atacadas,
balaceras y de pronto recuerdo las imágenes de una torre de alta tensión dinamitada
en La Serena. Mi amigo, quizás uno de los más tristes, dijo casi mascullando: ¡puta,
que buena! mirando el exitoso sabotaje que dejo a oscuras parte importante de la
cuarta región. Así era él…la alegría por las acciones no se le quitaba ni en ese terrible
momento.
Durante la tarde de ese sábado asistimos al velorio que se realizo en la Plaza Brasil,
al interior del Centro Espiral, una casona en que funcionaba la Escuela de Danza de
la Universidad Academia de Humanismo Cristiano en que estudiaba Claudia. El lugar
estaba lleno y se desarrollaba el velorio en una paz inusitada para la rabia que
debíamos tener. Había banderas, lienzos de la Coordinadora Revolucionaria del
Pedagógico (CRP), grupo en que militaba Claudia, y diversas ofrendas florales. Hubo
una que me llamo la atención especialmente porque la trajeron dos hombres de
chaqueta de cuero que se bajaron de un taxi. Era inmensa, debe haber costado cara:
era un fondo verde de hojas con una estrella roja de flores…era la bandera del Mapu
Lautaro. Los desconocidos la dejaron, presentaron sus respetos y se fueron. En un
momento hice lo que no quería: me acerque al ataúd y vi tu cara…me despedí de
manera muy personal.
El resto del día transcurrió entre conversaciones con amigxs preguntándose mil veces
cómo sucedió, que porqué volvieron, que si tu tenías más experiencia que ella porqué
no primó la racionalidad de no volver al lugar, que cómo se iluminó la noche con las
bengalas para que los esbirros apuntaran con total tranquilidad. Al lugar acudieron
algunos cientos de personas, entre ellos militantes del Partido Comunista que
quisieron poner una bandera frente a su ataúd lo que originó una fuerte discusión con
los miembros del PC hasta que finalmente se fueron. Quizás pocos saben que
Claudia fue cuando era más joven militante de la jota y que una de mis primeras
imágenes de ella es pegando autoadhesivos del Movimiento Democrático Allendista
(MIDA), formación política de la izquierda electorera y reformista que sirvió de
paraguas electoral durante los primeros años noventa. Esto no deslegitima en nada la
vida y las opciones de Claudia, sólo lo quiero mencionar para ilustrarla mejor en sus
complejidades y alejarla de la imagen de ícono o mártir anarquista, cercana al fetiche
y a la santidad. Claudia vale por las decisiones políticas y existenciales que fue
tomando y que la llevaron a la muerte por ser consecuente y leal hasta el final a
riesgo de su propia vida.
Sin saber cómo ya el día había terminado. Quedaba un largo viaje en micro de vuelta
a casa a mascar el dolor, la amargura y la muerte de la amiga compañera. El sueño
esa noche no pudo ser reparador: estuvo lleno de fantasmas, recriminaciones,
esbirros y criminales con sus armas de la muerte, sueños de sangre y de vengar a la
hermana caída…

Día domingo por la mañana, soleado y tomando la micro para asistir. Antes de salir
de la casa, otra sorpresa: la mamá de ella también asistiría al funeral, con niños
pequeños y todo. Esa señora también vivió de amigos muertos, de resistencia inútil el
día de golpe con una granada frente a todo un ejército, de prisión y de represión en
ese Chillán de 1973. Otra familia tocada por la represión, asistiendo a un funeral
correspondiente a la represión de una nueva generación de jóvenes muertos. Sólo
que esta vez a estos jóvenes de la segunda mitad de los noventa les tocaba hacerle
frente a la máquina de muerte del capitalismo y sus policías con el adormecimiento
democrático generalizado del “pueblo” que dejaba que la sangre los rebeldes fuera
vertida mientras miraban la TV y compraban en las brillantes vitrinas de la transición
democrática…son otros tiempos…nosotros no pudimos, es mejor que nadie lo
intente…en fin, las recriminaciones seniles motivadas por la comodidad y la
pasividad.
El día estaba particularmente luminoso ese día domingo en Plaza Brasil. Entrar y salir
unas cuantas veces y después me quedé definitivamente afuera a esperar la salida
del féretro. Ya estaba dispuesto el microbus de la locomoción colectiva que
anónimos habían ido a arrendar al azar subiendo a cualquier micro y proponiendo el
trato. La plata se había hecho en una colecta en la que había ayudado el
incombustible militante rebelde y artista visual, el Pelao Kadima que desde su taller El
Sol, ubicado en la vereda de enfrente del lugar del velorio, había colaborado con todo
lo que podía y movilizado todos sus contactos y recursos construidos a partir del
Bloque Marginal. Hay mucha gente que le tiene mala al pelao, pero por lo menos yo,
no tengo nada que decir de él, salvo que siempre ha estado cuando se lo requiere y
se le necesita.
El ataúd salió de pronto con rumbo al microbus arrendado que partiría dentro de unos
instantes hacia el cementerio sacramental de San Bernardo, lugar donde sería el
entierro. El conductor de ese microbus no sabía que este sería un funeral atípico, por
decirlo de alguna forma. Apenas el ataúd asomó a la calle unas 300 personas que
estaban apostadas estallaron en un poderoso y emocionante aplauso con caras de
dolor y rabia, puños levantados y el clásico compañera Claudia López…¡¡presente!!
Abordamos rápidamente el bus que se llenó de lienzos, banderas y gritos ante el
estupor del conductor que no sabía en lo que se había metido. Resultaba que los
compañeros que fueron a arrendar el bus, para cerrar el trato más rápido
consideraron que era mejor no decirle al chofer de qué clase de funeral se trataba. De
manera que el conductor enfiló con rumbo al sur por la panamericana con cara de
terror, en una caravana escoltada por carabineros que llevaba una lejana pero
relativamente discreta vigilancia.
Así llegamos relativamente rápido a San Bernardo en el viaje por la autopista
salpicada por las bromas de algunos de los cabros. A veces creo que ni en la
situación más terrible se le quitarán a algunos sus ganas de reír y echar tallas aunque
sea en las condiciones más inverosímiles. Supimos de inmediato que las cosas se
pondrían densas cuando al entrar por una gran recta que conducía al cementerio se
veía una nutrida presencia policial que incluía un bus lleno de pacos sólo para
nosotros. Esto no hacía sino aumentar las sonrisas de los cabros…hay gente que no
escarmienta.
Nos bajamos rápidamente del bus y nos dirigimos detrás del ataúd y los familiares
que iban más adelante. Nunca me ha gustado el protagonismo así que preferí
quedarme hacia el final de la columna que caminaba por el verde pasto de los
cementerios posmodernos. Eso me permitió darme cuenta claramente que había
gente extraña en el cementerio que claramente eran policías de civil: jóvenes con
gorros y pañuelos en la cabeza recostados en el pasto del cementerio mirando hacia
el horizonte como si se tratara de un inexistente pic-nic, otros más allá haciendo como
que buscaban una tumba inexistente, pero más preocupados de nosotros de lo que
supuestamente buscaban.
Hubo discursos, gritos y despedidas antes que el ataúd bajara lentamente a la tierra
para quedarse para siempre con el cuerpo de nuestra hermana. Vi hundirse el cuerpo
de Claudia con lágrimas en los ojos. Como se trata de un momento de catarsis, no sé
porqué luego del entierro mismo, todo el mundo caminaba más relajado y más
tranquilo. A los padres de Claudia no los divisé durante el entierro. Sólo vería en
medio de la trifulca que se desataría en unos instantes, la cara de sorpresa e
incredulidad de la madre de Claudia ante el espectáculo que dábamos en una
desigual batalla cuerpo a cuerpo con los pacos.

Sí, porque quedó la cagá apenas habíamos subido al bus para partir de vuelta a
santiago. Me parece que fue un sujeto a quien denominaré “Oriental” quien descubrió
a un sapo arriba del bus y sacando fotos. Le quitó la cámara fotográfica que no me
acuerdo si llevaba oculta o se iba haciendo el “periodista alternativo”. Bastó este
hecho para que el paco encubierto corriera donde los pacos. Aún nos reímos del
suceso cuando desde atrás venía el bus de carabineros con un paco en la pisadera
empuñando una subametralladora Uzi y con casco de guerra. Esto no augura nada
bueno, pensé. Dicho y hecho, los pacos tomaron por asalto el bus, bajaban a la
gente encañonada y nos ponían a todos y todas con manos sobre la micro y las
piernas abiertas gritando de manera histérica, fuera de sí. El asunto es que a nadie le
importó que los pacos portaran armamento y la rabia se soltó de golpe comenzando
una pelea cuerpo a cuerpo, insultos, escupitajos, cosas que volaban y palos
repartidos por los pacos a diestra y siniestra. Es en esos momentos que, como dije,
observé la cara incrédula de claudia con una mano en la boca viendo como nos
trenzábamos a golpes con los criminales de uniforme verde. Habrá pensado: ¡¡así era
mi hija en realidad…como estos desquiciados que la vinieron a despedir!! La batalla
campal se saldó con varios heridos nuestros, algunos heridos leves de los pacos y
dos detenidos nuestros: el oriental (buenísimo para irse preso hasta el día de hoy) y
un alumno del pedagógico que echaba todo a la broma, culpable de fundar un
colectivo que no se tomaba en serio ni a ellos mismos. Así terminó aquel día. Quizás
agarrarnos a combos con los pacos fue la mejor despedida que le podríamos haber
echo a la chica Claudia. Ya que no habría tiros, por lo menos nos agarramos a
combos. Como dato curioso, existe un registro del Canal 4 (la red) de esta delirante
situación donde incluso recogieron el testimonio de un amigo de Claudia que relató en
exclusiva los hechos de La Pincoya.
Finalmente volvimos los que quedamos, golpeados y heridos, pero con una extraña
sensación de satisfacción de por lo menos haber peleado con nuestras propias
manos con los asesinos de nuestra hermana. Estamos de acuerdo que nuestra
venganza deseaba mucho más, por lo menos en ese tiempo, de hecho declarábamos
a los 4 vientos: nuestra justicia será la venganza. Pero por el momento bastó para
poner algo de dignidad al funeral de la chica. El conductor del bus aun se mantenía
aterrorizado por su vehículo tomado por asalto por los pacos con armamento de
guerra, lo único que quería era que nos bajáramos y nunca volver a vivir una
experiencia así. Ni siquiera quería que le pagáramos la segunda mitad del dinero que
habíamos acordado una vez finalizara el funeral. Finalmente con cara de que
fuéramos marcianos nos recibió el dinero y nos dejó en Santiago. Nuestra hermana
yacía enterrada para siempre y la ciudad continuaba con su normalidad de domingo
por la noche.
Epílogo
La muerte de la chica Claudia dejó un reguero de dolor y rabia que demoró en
combustionar. Debe haber sido el día lunes o martes en que una manifestación de
alumnos de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (conocida en la jerga
de nuestros grupúsculos como la “locademia”) llegó frente al palacio de La Moneda
para exigir justicia por su compañera muerta. Este mismo grupo, pero más numeroso
decidió manifestarse días después en la presentación de un libro autocomplaciente
del expresidentes Patricio Aylwin en el ex congreso nacional. El libro de la canalla
concertacionista se llamaba “El reencuentro de los demócratas” y fue el evento
escogido por los manifestantes para entrar con un lienzo y gritos exigiendo justicia por
el asesinato de Claudia. Nuevamente de esto hay registro y esta vez se trataba del
programa “El factor humano”. Para hacer la historia corta, los jóvenes fueron
expulsados por los demócratas a patadas y con gritos de “fuera, fuera, fuera…”
mientras la policía se los llevaba presos. N el audio del video se escuchaba: “sí mijito,
pida la huevá que quiera pera vaya a huevear a otra parte”. La cámara sigue a unos
de los detenidos, mientras los ilustres luchadores por la libertad de $hile pueden
continuar con su acto, aplaudiéndose frente al espejo y con la tranquilidad de haber
mandado presos a unos cuantos rebeldes más, ¡qué se habrán imaginado! Pedir
justicia por un asesinato de nuestra valiente policía que dispara por la espalda, algo
habrá hecho.
También días después de la muerte de Claudia, cuando aún muchos pensaban y
hablaban que la muerte de nuestra hermana debería equilibrarse con tiros, nos
encontramos en los pastos del Pedagógico, con uno de los más activos y aguerridos
luchadores callejeros a quien denominábamos “el hermanito”. El hermanito nos vio
como si hubiera visto al diablo en persona. No tenía nada más que hablar con
nosotros y le dijo a mi amigo que no llamara más, que su mamá estaba súper
asustada con lo que había pasado…en realidad quien estaba cagado hasta el cuello
era él. Había visto como las cosas se habían puesto duras (apenas duras
comparadas con otras situaciones) y ya no quería más: estaba cagado de susto.
¿Por qué termino una historia de una luchadora digna que dejó lo mejor de sí,
peleando contra la policía y el capitalismo en una barricada con estas anécdotas de
infectas cucarachas? Por nuestra larga cuenta pendiente. A unos, creo yo les cabe
sólo el desprecio, con los otros, con los demócratas emperifollados que hacen caer
las balas de la democracia manchada de sangre en la pasividad borreguil de los
zombies que compran, trabajan y mueren, motivados por la publicidad y la próxima
oferta del mall… ellos todavía nos la deben. ¿Habrá todavía espíritus y manos
rebeldes dispuestas a tomar el testimonio y hacer realidad eso de que nuestra justicia
será la venganza, por Claudia, Rafael, Eduardo, por Ariel, por Johnny, por Matías y
tantos otros? ¿Está en formación una nueva generación de rebeldes que nos caliente
las venas y que haga saltar por los aires las sucias instituciones del Estado Capital o
que por lo menos esté dispuesta a dar esa pelea? Ayer fue 29 de marzo, hubo
enfrentamientos, buses y retroexcavadoras quemadas pese al férreo control policíaco
y la campaña de desprestigio montada por la prensa oficial del sistema dirigida por el
titiritero de turno, el ministro de la represión Rodrigo Hinzpeter. Quiero creer que así
será, que el fuego rebelde crecerá en nuestro corazón y en las calles y que
nuevamente el fantasma de la rebelión será la pesadilla que atormentará a los
poderosos.

Por por Claudia, Rafael, Eduardo, por Ariel, por Johnny, por Matías y tantos otros?

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