domenica 18 marzo 2012

La lucha contra la megaminera Aratirí continúa.


“La astucia del diablo está en convencernos de que no existe”.
Charles Baudelaire.

Luego de que Aratirí anunciara el envío a seguro de paro de sus operarios en Valentines, se instaló en la opinión pública la idea de que la empresa se retiraba definitivamente. Lo cierto es que Aratirí ya ha cumplido con dos de sus tres estapas del “Proyecto Valentines -la prospección y exploracion del terreno- y está en condiciones de empezar la tercera etapa -la explotación- en cuanto el estado, a través de la dinama, apruebe su estudio de impacto ambiental.
Mientras tanto, ha adoptado, por su conveniencia, una política de invisibilidad a fin de acallar la controversia que su instalación provoca. Con este volante queremos contribuir a reavivar esa polémica, para estar alertas a lo que pasará y poder responder activamente como se hizo el año pasado.

A qué nos enfrentamos.

Aratirí es un proyecto de explotación minera a cielo abierto que pretende exportar 18 millones de toneladas de hierro por año en un plazo de 12 a 20 años.
Como proyecto minero es inédito en el territorio pero está en la línea de otras dos explotaciones intensivas del suelo, que ya son una triste realidad: el monocultivo de eucaliptos para la producción de pasta de celulosa y el monocultivo de soja transgénica.
Las tres formas de explotación tienen en común la producción intensiva de materia prima para el mercado internacional, que lleva a una escala de producción incompatible con el regeneramiento de los ecosistemas que afecta y se traduce en un deterioro del suelo por desgaste e intoxicación.
Para hacer breve la agonía del suelo, Aratirí propone la destrucción total con dinamita y la construcción de cinco cráteres y otros accesorios, amparados en el beneficio de extraer una riqueza que ellos ven debajo de la tierra y nosotros encima.

Desde su origen, la era capitalista, supuso la dominación, explotación y denigración de las personas y la Naturaleza. Algunas personas se erigieron en dueños del mundo y el resto, aunque explotado, debía sentirse orgulloso de que nuestra soberana inteligencia nos permitiera reproducir el sol en un lamparita de 60 wats para ganancia de la General Electric, hoy extinta.
Hubo otro origen, el verdadero origen, cuando la vegetación de hoy día surgió. El suelo era demasiado delgado para sostenerla, pero a través de miles de años de muerte y nacimiento, la misma vegetación engrosó el suelo que sería el sustento de su vida y la nuestra. Es ese suelo y esa vida la que hoy estamos llamados a defender.

¿Es posible la victoria?

Sin duda el orden del mundo no está alineado con el de la Naturaleza. Dentro de la ordenación mundial, Latinoamérica es una de las fuentes de extracción de materia prima de las empresas multinacionales. Los gobiernos trabajan en conjunto en un plan de integración de transporte, energía y comunicaciones (plan IIRSA) para facilitar la exportación y reciben con beneplácito la inversión extranjera que trae divisas para fortalecer sus sistemas financieros y la presentan a la población como fuentes de empleo, progreso y desarrollo.
Frente al orden económico aliado al orden político y a las necesidades urgentes de la población parece poco lo que podemos hacer. Pero la resistencia crece: los pueblos originarios de los territorios ocupados por los estados de Bolivia, Perú y Brasil; las localidades de Famatina, Belén, Andalgalá, Amaicha, Tinogasta y Cafayate en el territorio ocupado por el estado argentino; y aquí Valentines, Cerro Chato y las Comunidades de los Pueblos Costeros de Rocha; todos ellos defienden activamente el derecho a decidir sobre su entorno y la vida que quieren llevar en él.
Ya ese solo pedido de autonomía es esperanzador, pero además hay un grado conciencia ecológica en los reclamos, que reconoce la necesidad de vivir en cooperación y reciprocidad con la Naturaleza. La conciencia ecológica cada día es más visible en el mundo, el reciclaje, la valoración del agua, la agricultura orgánica y asociativa, la vida autosustentable, la independencia de los combustibles fóciles –finitos- y la busca de energía limpia –renovable y hasta infinita.
En Latinoamérica la conciencia social se está haciendo lucha social, en oposición a los grandes proyectos extractivistas; en Europa, en oposición a los grandes proyectos de comunicación como los trenes de alta velocidad o los grandes proyectos de producción de energía como las plantas nucleares.

Qué ganaremos.

La lucha ecológica es lucha social. Si logramos cambiar nuestra relación de explotación y dominación de la naturaleza, por una relación de solidaridad, cooperación y retribución, esos valores se reproducirán también en el tejido social.
En la lucha contra la megamineria, los monocultivos, los transgénicos y los agrotóxicos está en juego más que el “Uruguay Ganadero” o el “Uruguay Natural” que son formas más amables de presentar la explotación comercial del suelo; está en juego nuestro aporte a un nuevo mundo donde podamos vivir en armonía con los ciclos naturales y no a merced de los ciclos económicos. En libertad con solidaridad, responsabilidad y respeto entre nosotros y hacia la Naturaleza que nos abarca.
El mundo viejo se alimenta de proyectos extractivistas como el de Aratirí. ¡Hagamos que pase hambre!

Ciertos grupos humanos han estado haciendo guerra a la Tierra y a quienes habitamos en ella por milenios.
Hemos decidido luchar del lado de la pradera, de los cerros, de los montes, del ombú, del ñandu, del jaguar y de todo lo salvaje.
Somos parte de lo salvaje, de lo libre, de la hermosa rebelión diaria en cualquier sitio.

Acción sin Fronteras.

http://accionsinfronteras.wordpress.com/



La lotta contro la megaminiera Aratirì continua

"L'astuzia del diavolo è quello di convincerci che non esiste".
Charles Baudelaire.

Dopo che l'Aratirí ha annunciato di voler interrompere le proprie operazioni, mandando i lavoratori a Valentines, l'opinione pubblica ha pensato che la società si era ritirata definitivamente. La verità è che l'Aratirí ha già completato due dei suoi tre stadi del "Progetto Valentines", quali la prospezione e l'esplorazione del terreno, ed è pronto per iniziare il terzo stadio ovvero lo sfruttamento: ma ciò avverrà quando lo Stato avrà approvato lo studio dell'impatto ambientale.
Nel frattempo hanno adottato, per comodità, una politica di invisibilità, al fine di sedare le polemiche che potrebbe causare tale installazione. Con questo volantino vogliamo contribuire a rilanciare la polemica, in particolare nell'essere attenti a ciò che succede e rispondere attivamente come abbiamo fatto l'anno scorso.

Ciò che abbiamo di fronte.
L'Aratirí è un progetto di miniera a cielo aperto che si propone di esportare 18 milioni di tonnellate di ferro all'anno, nell'arco di 12-20 anni.
Come progetto minerario, non ha precedenti nel territorio, ma è in linea con altri due sfruttamenti intensivi del suolo, che sono già una triste realtà: la monocoltura di eucalipto per la produzione di pasta di cellulosa e monocultura di soia transgenica.
Le tre forme di sfruttamento hanno in comune la produzione intensiva di materie prime per il mercato internazionale, che porta la scala di produzione a essere incompatibile con il regeneramento che interessano gli ecosistemi e che, di conseguenza, conduce al degrado le terre sfruttate e intossicate.
Per accorciare l'agonia del suolo, l'Aratirí ha proposto la distruzione di massa con la dinamite e la costruzione di cinque crateri e altri accessori che rientrano nel beneficio per estrarre la ricchezza sottoterra e sulla terra di superficie.

Fin dalla sua istituzione, l'era capitalista, ha portato allo sfruttamento, al dominio e alla denigrazione delle persone e della natura. Alcune persone si pongono come i padroni del mondo e il resto, anche se sfruttati, dovrebbero sentirsi orgogliosi di come questa nostra intelligenza sovrana ci permette di riprodurre il sole in una lampadina da 60 watt grazie alla General Electric, oggi estinta.
Ma la vera origine di tutta la vita è la vegetazione. E' grazie a lei che il terreno si rinnova -con la nascita e la morte dei vari organismi vegetali oltre che quelli animali- sempre e sostiene sia la sua vita che la nostra. E' il suolo che rappresenta la vita e che oggi siamo chiamati a difendere.

E' possibile vincere?
Non c'è dubbio che l'ordine mondiale non sia allineato con quello della natura. Nell'ambito della gestione globale, l'America Latina è una fonte di estrazione di materie prime delle multinazionali. I governi lavorano insieme su un progetto di integrazione dei trasporti, dell'energia e delle comunicazioni (piano IIRSA) per facilitare l'esportazione, ed accolgono gli investimenti in valuta estera che porta a rafforzare i suoi sistemi finanziari e presentare al pubblico come questi progetti siano fonti di occupazione, progresso e sviluppo.
Di fronte all'ordine economico alleato con l'ordine politico e ai bisogni urgenti della popolazione, sembra che possiamo fare poco. Ma la resistenza è in crescita: i popoli originari dei territori occupati dagli stati di Bolivia, Perù e Brasile, le città di Famatina, Belén, Andalgalá, Amaicha, Tinogasta e Cafayate nel territorio occupato dallo Stato argentino, e qui a Valentines, Cerro Chato e le Comunidades de los Pueblos Costeros de Rocha (Uruguay), i quali stanno promuovendo attivamente il diritto di decidere di difendere il proprio ambiente e la vita che il governo vuole portare via.
Ma questo ordine di autonomia è incoraggiante, e vi è un alto grado di rivendicazioni di sensibilizzazione ambientale, che riconosce la necessità di vivere in cooperazione e reciprocità con la natura. La consapevolezza ambientale sta diventando sempre più visibile nel mondo, come il riciclaggio, la valutazione dell'acqua, l'agricoltura biologica e le associazioni per la vita autosufficiente, l'indipendenza dai combustibili fossili e la ricerca di energie rinnovabili e pulite.
In America Latina la coscienza sociale sta diventando una vera e propria lotta sociale, in contrapposizione ai grandi progetti estrattivi; in Europa, al contrario, ci si oppone come ai progetti di comunicazione di grandi dimensioni come i treni ad alta velocità (come la Val di Susa) o ai grandi progetti di produzione di energia, come le centrali nucleari (Francia e Italia).

Cosa vinceremo
La lotta ecologica è lotta sociale. Se vogliamo cambiare il nostro rapporto di sfruttamento e di dominio sulla natura, devono essere riprodotti dei valori quali senso di solidarietà, cooperazione e compensazione, ed essere riprodotti anche nel tessuto sociale.
Nella lotta contro la megamineria, le monocolture, gli Ogm e i pesticidi è in gioco il modo di presentare lo sfruttamento commerciale del suolo, è in gioco il nostro contributo per un nuovo mondo in cui possiamo vivere in armonia con i cicli naturali e non in balia dei cicli economici. In solidarietà e libertà, per la responsabilità e rispetto tra noi e la Natura.
Il vecchio mondo è alimentato da progetti estrattivi come l'Aratirí. Fermiamo questa fame!

Alcuni gruppi di persone hanno fatto la guerra alla Terra a coloro che vivono in essa da millenni.
Abbiamo deciso di combattere dalla parte delle pianure, delle colline, delle montagne, del nandù, del giaguaro e tutto ciò che è selvaggio.
Noi siamo parte della natura, della libertà, della ribellione quotidiana

Acción sin Fronteras.(tradotto da NexusCo)

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